Los aditivos químicos que se 'esconden' en la piel de la fruta
Fuente del artículo: El Norte De Castilla /image: - /Autor: REBECA ALONSO
En muchas ocasiones se añaden ceras artificiales para que las piezas parezcan más apetitosas y duren más, así como sustancias fungicidas.
Te apetece comer algo sano así que alargas la mano y tomas una manzana del frutero. Está brillante y apetecible así que directamente das un mordisco. ¿Qué puede tener de malo? Lo cierto es que la fruta no está libre de aditivos y sustancias químicas, simplemente están más escondidos. Cuando compramos un producto en el supermercado podemos leer atentamente la etiqueta y descartar los que contienen colorantes y conservantes que no estemos dispuestos a consumir pero la fruta se vende muchas veces a granel y no tenemos acceso al etiquetado. Además, tendemos a asumir que la fruta no lleva ningún químico añadido pero nada más lejos de la realidad.
Estos productos químicos suelen utilizarse de forma muy común en los cítricos para que tengan un aspecto deslumbrante y se conserven más tiempo. Es complicado encontrar mandarinas que no lleven ningún tipo de aditivo. También ocurre mucho con las manzanas: el objetivo es que luzcan resplandecientes e inviten a la compra. En algunos casos estas sustancias son naturales, como en el caso de la cera de abeja (E901) o la cera candelilla (E902, de origen vegetal), que de hecho se emplean en la seda dental, o la cera de carnaúba (E903), que se extrae de un tipo de palmera de Brasil, y son totalmente seguras. Pero lo más común es que se trate de ceras artificiales que es mejor evitar y, en caso de que estén presentes en nuestra cesta de la compra, lo más recomendable es lavar las piezas y también nuestras manos tras manipularlas (aunque las pelemos, estos productos pueden pasar del exterior al interior a través del cuchillo y de nuestras manos). Es el caso por ejemplo de la cera de polietileno oxidada, de origen sintético, que procede del petróleo (E914) y puede ser peligrosa para el organismo en grandes cantidades. También se utiliza la goma laca, de origen animal (E904), que puede causar problemas digestivos si se abusa de ella.
También se emplean sustancias fungicidas para evitar los hongos como tiabendazol, imazalil, ortofenilfenol y pirimetanil. Según alerta la OCU, «estos productos pueden ser tóxicos para los ecosistemas acuáticos. Además, debido a un uso prolongado y masivo de fungicidas están apareciendo hongos resistentes a los que no les hacen mella estos tratamientos». Afortunadamente, el sector está comenzando a sustituir estas sustancias potencialmente tóxicas por otras más seguras como el sorbato potásico (E202) y extractos vegetales.
Consejos para evitar los aditivos químicos y pesticidas en la fruta
A pesar de que todos estos componentes están aprobados por la Unión Europea, lo más recomendable es lavar bien las piezas y también nuestras manos después de manipularlas. Una alternativa es consumir fruta ecológica (se debe lavar igualmente por si tiene restos de tierra) o que en su etiquetado se especifique que no ha recibido ningún tratamiento tras la cosecha (o que el que lleva es natural e inocuo como la cera de abeja). También es recomendable apostar por los productos locales y de temporada y lavar bien la fruta y verdura con agua y una cucharada de bicarbonato de sodio o un producto específico (como por ejemplo el limpiador ecológico de fruta y verdura de la marca Attitude) para eliminar los restos de pesticidas y químicos así como la suciedad.