Estos son los tres alimentos que más se relacionan con el cáncer: elimínalos de tus comidas
Fuente del artículo: El Español /image: - /Autor: Raquel Díaz
La carne roja, el alcohol o los ultraprocesados han demostrado tener incidencia en el desarrollo de tumores malignos.
A lo largo de los años, distintos estudios han investigado si ciertos componentes o nutrientes de nuestra dieta se asocian con un aumento del riesgo de sufrir algún tipo de cáncer. Investigaciones con modelos animales y con células cancerosas evidencian que algunos compuestos químicos concretos y aislados pueden ser carcinógenos.
En 2015, la Organización Mundial de la Salud publicó un informe en el que alertó sobre el consumo de carne roja y carne procesada por su relación con el cáncer de colon. Tras una revisión, la carne roja pasó a catalogarse como probablemente carcinógena, mientras que la carne procesada pasó a señalarse como carcinógena para los humanos.
En concreto, se señalaba que la consumición de 50 gramos al día o más de carne procesada como salchichas, embutidos o carnes ahumadas, aumentaba el riesgo de sufrir cáncer de colon y recto en un 18%.
El tipo de carne
Algunos procesos de elaboración de la carne procesada, como los ahumados o los fritos, pueden contener aminas heterocíclicas (AHC) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), químicos que se forman en la carne con músculo (vaca, cerdo, aves, incluso pescado), cuando se cocinan a altas temperaturas, según el Instituto Nacional del Cáncer, en EE. UU..
El PREDIMED, el mayor ensayo europeo aleatorio en nutrición, demostró que el disminuir el consumo de carnes rojas y procesadas reduce sustancialmente los casos graves de cáncer de mama y otras enfermedades cardiovasculares, según este artículo de EL ESPAÑOL.
Este macroestudio, que incluyó datos de 448.568 hombres y mujeres, estima que el 3,3% de las muertes en Europa se pueden prevenir si el consumo de carnes procesadas se reduce a menos de 20 gramos al día. De igual modo, un análisis de 10 estudios estimó que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida cada día aumenta en un 18% el riesgo de desarrollar un cáncer colorrectal.
Alcohol
Al igual que el tabaco, el alcohol es una de las sustancias sobre las que hay claras consistencias de su relación con el aumento del riesgo de cáncer. En concreto, el consumo de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de cabeza y cuello (que incluye cánceres de boca, nariz, senos paranasales, glándulas salivales, garganta y ganglios linfáticos en el cuello), de hígado, de esófago, de mama y colorrectal.
Además, cuanto más se consuma, más aumenta el riesgo para cánceres de la laringe, esofágicos y de la cavidad oral, ya que estos tejidos entran en contacto directo con el alcohol cuando se ingiere, tal y como evidencia un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid.
Los investigadores señalan dos químicos en concreto que pueden estar implicados directamente en el daño al ADN que puede desencadenar un cáncer. El primero de ellos es el etanol, elemento principal en las bebidas alcohólicas. Según el citado estudio, en la zona bucal, el consumo de alcohol aumenta la permeabilidad, al alterar las mucosas por el efecto disolvente del etanol, capaz de eliminar el contenido lípido de la barrera que presenta la cavidad oral.
El otro componente derivado de la ingesta de alcohol es el acetaldehído, que se produce en el organismo como un subproducto del metabolismo del alcohol. En concreto, la Agencia Internacional para la Investigación y el Cáncer ha establecido que existe suficiente evidencia para identificar al acetaldehído como carcinógeno en animales, siendo posiblemente carcinógeno para humanos.
Distintos estudios se han centrado en identificar los efectos del acetaldehído, encontrando que en cultivos celulares, a corto plazo, causa mutaciones y otros daños a nivel del ADN. In vitro forma compuestos con el ADN e in vivo inicia la transformación de células de riñón de rata e inhibe la reparación del ADN. También parece ser un carcinógeno del tracto nasal cuando es inhalado, interfiriendo en la síntesis y reparación del ADN y desarrollando así tumores.
Asimismo, afecta a nivel hepático, ya que el aumento de los niveles de etanol en el hígado supone que todas sus funciones se van a centrar en la transformación metabólica del mismo, lo cual va a originar una alteración en el metabolismo del resto de sustancias.
El consumo de alcohol atañe también a las hormonas, en concreto a la descomposición de los estrógenos, aumentando así la cantidad de esta hormona en sangre, lo que es un factor de riesgo para los cánceres de mama, ovarios y útero.
No hay que olvidar que el consumo de alcohol dificulta la asimilación de algunos nutrientes, como vitamina D, E, C y A, además de antioxidantes como los carotenoides y el folato, necesario para la producción de ADN y de otros materiales genéticos.
Alimentos ultraprocesados
En Europa, entre el 25 y el 50% de la ingesta energética total proviene de alimentos y bebidas ultraprocesadas. Para considerar que un alimento es ultraprocesado, éste ha de tener formulaciones industriales con más de cinco ingredientes, con sustancias añadidas como azúcar, grasas y aditivos. En cuanto a su impacto sobre el organismo, un estudio publicado en la revista Clinical Nutrition reveló que el consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados se asocia con un mayor riesgo de cáncer colorrectal.
"Aunque no se tenga mucho tiempo para cocinar, lo ideal es siempre preparar las comidas con alimentos frescos. No es tan rápido como volcar el contenido de una lata y calentar al microondas, pero existen muchas recetas que solo requieren unos minutos de sartén", explica Concepción Martínez, nutricionista deportiva. El estudio, llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), descubrió que un 10% más de ingesta de estos alimentos y bebidas aumenta un 11% el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.
Durante la investigación, se entrevistó y controló a 7.843 adultos españoles, una mitad diagnosticados de cáncer colorrectal, de mama o de próstata y, la otra, sin cáncer. Para llegar a dichas conclusiones, se evaluó su dieta mediante un cuestionario validado que recogía la frecuencia de consumo de alimentos y bebidas durante un año. En el estudio se explica que esta relación puede deberse, en parte, a la baja ingesta de fibra, frutas y verduras, conocidos factores protectores contra el cáncer colorrectal.