Es el estudio más grande de la historia sobre alimentos ultraprocesados: descuben más de 30 efectos nocivos
Fuente del artículo: MSN / Foto: / Autor: Josefa Zepeda
La adicción a los alimentos ultraprocesados (UPF por sus siglas en inglés) se ha convertido en un problema de salud pública y en una creciente preocupación en la sociedad contemporánea. Estos productos, caracterizados por su alto contenido en grasas saturadas, azúcares añadidos y aditivos, han inundado los estantes de los supermercados y las cartas de los restaurantes de comida rápida, generando una adicción que va más allá de una simple preferencia por su sabor.
Ello a su vez ha disparado los niveles de obesidad, que va de la mano con el alto consumo de alimentos ultraprocesados. Chile es uno de los países más afectados por esta crisis de salud en América Latina y presenta las tasas más altas de obesidad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 28% de los adultos y el 14% de los adolescentes en Chile vivían con obesidad en 2016, y se estima que estas cifras aumentarán a 36% y 17%, respectivamente para 2030.
Sin embargo, una nueva investigación ha revelado que la obesidad es solo uno de los muchos problemas que ocasionan los UPF. De hecho, la evidencia consistente muestra que los alimentos ultraprocesados se asocian con 32 resultados perjudiciales para la salud, incluidos cáncer, afecciones cardíacas y pulmonares graves, trastornos de salud mental y muerte prematura.
Los alimentos ultraprocesados provocan más de 30 efectos nocivos para la salud
Los UPF se definen en el informe como productos fabricados industrialmente que comprenden componentes alimentarios deconstruidos y modificados recombinados con una variedad de aditivos. Por lo general, los UPF incluyen productos horneados y refrigerios envasados, bebidas gaseosas, cereales azucarados y productos listos para comer o calentar, que se someten a múltiples procesos industriales.
Según la OMS, Chile es el séptimo país que más alimentos ultraprocesados consume en el mundo. La mayoría de las personas consume estos alimentos sin darse cuenta, ya que muchos incluso se presentan como opciones saludables, tales como barritas de proteína o cereales para el desayuno.
Los UPF pueden representar hasta el 58% de la ingesta total de energía diaria en algunos países de altos ingresos.
En los últimos años múltiples estudios han asociado los alimentos ultraprocesados con efectos nocivos para la salud, como aumento de peso, deterioro cognitivo, cáncer, diabetes, entre otras. Pero ninguna revisión exhaustiva ha proporcionado aún una evaluación amplia de la evidencia en esta área.
Es por esto que los investigadores realizaron una revisión general (un resumen de evidencia de alto nivel) de 45 metanálisis agrupados distintos de 14 artículos de revisión que asociaban los alimentos ultraprocesados con resultados adversos para la salud.
Todos los artículos se publicaron en los últimos tres años e involucraron a casi 10 millones de participantes. Ninguno fue financiado por empresas que fabrican alimentos ultraprocesados para evitar conflicto de interés.
Los autores concluyeron: “En general, se encontraron asociaciones directas entre la exposición a alimentos ultraprocesados y 32 parámetros de salud que abarcan mortalidad, cáncer y resultados de salud mental, respiratoria, cardiovascular, gastrointestinal y metabólica”.
Para saber esto, los investigadores estimaron la exposición a UPF a partir de una combinación de cuestionarios de frecuencia de alimentos, recordatorios dietéticos de 24 horas e historial dietético, y se midieron como consumo mayor versus menor, porciones adicionales por día o un incremento del 10%. Los investigadores calificaron la evidencia como convincente, altamente sugerente, sugerente, débil o sin evidencia. También evaluaron la calidad de la evidencia como alta, moderada, baja o muy baja.
Entre sus resultados, evidencia convincente demostró que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados se asociaba con alrededor de un 50% más de riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardiovasculares, de un 48-53% más de riesgo de ansiedad y trastornos mentales comunes, y un 12% más de riesgo de diabetes tipo 2. .
También, evidencia altamente sugerente indicó que una mayor ingesta de UPF se asoció con un 21% más de riesgo de muerte por cualquier causa, de un 40-66% más de riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes tipo 2 y problemas de sueño y un 22% más de riesgo de depresión.
“Estos hallazgos respaldan la investigación mecanicista urgente y las acciones de salud pública que buscan abordar y minimizar el consumo de alimentos ultraprocesados para mejorar la salud de la población”, señalan los autores.
Sobre las asociaciones de la exposición a alimentos ultraprocesados con el asma, la salud gastrointestinal, algunos cánceres y factores de riesgo cardiometabólico, como niveles elevados de grasas en la sangre y niveles bajos de colesterol “bueno”, la evidencia sigue siendo limitada.
Sin embargo, agregaron que “una mayor exposición a alimentos ultraprocesados se asoció con un mayor riesgo de resultados adversos para la salud, especialmente cardiometabólicos, trastornos mentales comunes y resultados de mortalidad”.
A pesar de que está bien respaldado el hecho de que los UPF son dañinos para la salud, la rentabilidad disuade a los fabricantes de cambiar a alimentos nutritivos, por lo que las políticas públicas y la acción sobre los alimentos ultraprocesados son esenciales.
Entre ellas se incluyen las etiquetas frontales de los envases, la restricción de la publicidad y la prohibición de las ventas en escuelas y hospitales o cerca de ellos, y medidas fiscales y de otro tipo que hagan que los alimentos no procesados o mínimamente procesados y las comidas recién preparadas sean tan accesibles y disponibles como los alimentos ultraprocesados y más baratos.
Anteriormente, un estudio del British Medical Journal ya había señalado la importancia de implementar una ley de etiquetados nutricionales, destacando la iniciativa de Chile y tildándola de una “medida valiente”.
“Ahora es el momento de que las agencias de las Naciones Unidas, con los estados miembros, desarrollen e implementen una convención marco sobre alimentos ultraprocesados similar al marco sobre el tabaco, y promuevan ejemplos de mejores prácticas, escriben los investigadores”, señala el comunicado del actual estudio.