La gelatina, de alimento saludable a golosina
Fuente del artículo: Elcorreo / Foto: - / Autor: Marta Fdez. Vallejo
El contenido en proteína es escaso y suspende por la elevada presencia de azúcares y aditivos para dar sabor y color.
Se han fijado que en hospitales, residencias de ancianos y centros asistenciales se 'tira' mucho de la gelatina? Está considerada un alimento saludable porque, en teoría, es agua y proteínas, sin grasas. Pero, como ocurre con muchos productos, la industria de la alimentación ha colado entre sus ingredientes azúcar, edulcorantes artificiales, aditivos y espesantes para darle textura, sabor y color y la ha convertido en una chuchería, en un postre sin valor nutricional. Estas son las claves para identificar sus cualidades y riesgos.
«Su ausencia de grasas y su gran aporte de agua la convierten en una buena opción para hidratar a personas mayores a las que les cuesta beber líquidos y a niños pequeños. Tiene otra ventaja: que aporta pocas calorías», resume el farmacéutico y experto en nutrición Eduardo González. La gelatina de origen animal es una buena fuente de proteínas. Se origina al mezclar agua con una sustancia en polvo llamada grenetina, que se extrae del colágeno presente en pieles, cartílagos, huesos y tejidos animales.
Al aportar colágeno al organismo, «ayuda a cuidar la salud de los huesos, los cartílagos y la piel», apunta el especialista. La gelatina también «puede mejorar la salud digestiva y aliviar molestias gástricas por su bajo contenido en grasa».
Pero este producto ya no es lo que era. Los vasitos de gelatina que se venden en los supermercados no contienen casi proteínas y esconden mucho azúcar y aditivos. Solo hace falta fijarse en la lista de ingredientes del etiquetado. La gelatina está presente en una cantidad mínima: entre un 1,7% y un 6%, según un estudio de Consumer. Incluso en algunos tarros especifican que se trata de 'postre gelificado' porque la gelatina no forma parte de su composición.
«Antes, la gelatina era colágeno, proteína animal de huesos y piel. Ahora se emplean, sobre todo, aditivos gelificantes, que son más baratos. Uno muy utilizado es la goma garrofín, que se obtiene de las semillas de un árbol llamado algarrobo», completa Enrique Ruiz, tecnólogo de los alimentos y divulgador en redes sociales.
Mejor frutos secos
Estos vasitos de gelatina tampoco se pueden recomendar ya como fuente proteína. «Puede que antiguamente la gelatina sí cumpliera el principio de ser pura proteína, pero ha cambiado. El problema es que todavía muchas personas la ingieren pensando en que les va a aportar muchísimas proteínas, cuando ya, salvo excepciones, no es así», advierten desde la Fundación Española de Nutrición. Normalmente, se encuentra, en el mejor de los casos, en una proporción del 10%. Por ejemplo, la carne o la soja contienen en torno a un 25% y 40% de proteínas, respectivamente.
En la Fundación Española de Nutrición son tajantes:«Si lo que queremos es tomar proteínas es mejor comer un puñado de frutos secos o una ración de pescado o carne, antes que comprar la gelatina que nos venden en los supermercados».
Insípida
Pero lo más preocupante es que estas tarrinas de colores atractivos y sabores muy agradables al paladar «pueden perjudicar nuestra salud» si se consumen de forma habitual, coinciden los dos expertos en nutrición. La gelatina es insípida, así que para convertirla en un postre dulce las marcas le añaden azúcar: está presente en una proporción de entre un 18% y un 20% de sus componentes. Eso quiere decir que en cada envase hay unas cuatro cucharaditas y media de azúcar –20 gramos–. La Organización Mundial de la Salud aconseja no superar los 25 gramos «al día» –que casi alcanzamos con una de estas tarrinas– por la relación de su consumo con el desarrollo de la obesidad o la diabetes tipo 2.
En muchos casos, la industria alimentaria sustituye este ingrediente en la gelatina por edulcorantes artificiales. Pero esta tampoco es una solución para evitar los problemas de sobrepeso y obesidad que causa el exceso de consumo de azúcar, según ha advertido recientemente la OMS. Y, no solo eso. Los últimos estudios científicos apuntan a que podrían alterar la microbiota intestinal.
Imágenes de fresas y limones en el envase, pero sin rastro de fruta
La gelatina que se vende ahora en los supermercados también conduce a otros errores nutricionales. Los envases incluyen la imagen de frutas para anunciar un sabor determinado: fresa, limón, arándanos... Lo que podría llevar a pensar que esas frutas forman parte de los ingredientes, pero no es así en la inmensa mayoría de los casos. Para obtener esos sabores se suelen utilizar aditivos que aportan sabor y olor –además de color– sin que haya rastro de fruta en su composición. Y si la gelatina contiene zumo de frutas es en cantidades muy pequeñas: del 2% al 12% como mucho, según un estudio realizado por Consumer. Esa es la razón por la que los tarritos indican en su etiqueta: 'gelatina sabor fresa' y no 'gelatina con fresas'. En el caso de que sea una gelatina 'de frutas' se obtiene principalmente de cocer las pieles y las semillas. No obstante, es mucho más sencillo y saludable tomar una pieza de fruta.