La técnica para descubrir los ultraprocesados ‘malos’ en el súper

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Los ultraprocesados están omnipresentes en la sociedad, según Basulto.

No existe ninguna duda de que el consumo de alimentos ultraprocesados no es saludable. Tomarlos supone un factor de riesgo para muchas patologías como la obesidad, la diabetes, riesgo cardiovascular, etc. 

Pero es que, además, según un artículo publicado en The British Medical Journal, también provocan adicción. Tal es así que, según este estudio, el 14% de los adultos y el 12% de los niños son adictos a este tipo de comida. Y es el porcentaje de adicción de los menores lo que más preocupa a los investigadores que lo califican como un nivel de adicción «sin precedentes» nunca registrado en población infantil.

Los alimentos ultraprocesados no son difíciles de identificar: son lo más lejano a un alimento fresco y natural porque contienen bastantes ingredientes y entre ellos figuran los azúcares, los aditivos o la sal aunque en la etiqueta aparezca el reclamo de 'más ligero'.

En primer lugar, hay que entender que los ultraprocesados son productos, no alimentos. Esto quiere decir que son comestibles preparados industrialmente y elaborados a partir de sustancias e ingredientes derivados de otros alimentos.

En otras palabras, son productos cuyo estado natural ha sido alterado al transformarlos y añadirles sal, azúcar, grasas u otros aditivos como colorantes y saborizantes. En muchas ocasiones, no es posible reconocer la fuente vegetal o animal de estas preparaciones.

Estos productos están nutricionalmente desequilibrados. Tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas, en comparación con los productos, platos y comidas sin procesar o mínimamente procesados."

Al ser fabricados con excesos de azúcar, grasas y otros aditivos sintéticos, los productos ultraprocesados suelen contar con características organolépticas de procedencia industrial que estimulan el cerebro para aumentar el apetito y el gusto de los consumidores.

En ese sentido, expertos como Carlos Ríos, nutricionista español y reconocido por su lucha en contra de los ultraprocesados, afirman que para identificar un producto ultraprocesado basta con mirar la etiqueta. Si contiene más de cinco ingredientes distintos y entre ellos hay azúcares, harinas refinadas, aceites vegetales refinados, aditivos o sal, se trataría de un producto ultraprocesado.

Sin embargo, es importante poner en práctica estos hábitos para no perder de vista estos productos ultraprocesados:

Busque ingredientes artificiales y aditivos: los productos ultraprocesados contienen una gran cantidad de ingredientes artificiales, como saborizantes, colorantes y conservantes, que se agregan para mejorar el sabor y la apariencia del producto. Busque palabras como “sabor artificial”, “colorante” y “conservante”.

  1. Revise la etiqueta nutricional: los productos ultraprocesados generalmente contienen altas cantidades de grasas saturadas, azúcares y sodio. Si un producto tiene una alta cantidad de estos nutrientes, es probable que sea ultraprocesado.

  2. Considere la apariencia del producto: los productos ultraprocesados suelen tener una apariencia uniforme y una textura suave. Por ejemplo, los nuggets de pollo y las salchichas son típicamente productos ultraprocesados que tienen una textura uniforme.

  3. Considere el proceso de producción: los productos que requieren un proceso de producción complejo y tecnológico son más propensos a ser ultraprocesados. Por ejemplo, los cereales para el desayuno que se producen mediante extrusión son típicamente productos ultraprocesados.